Mi decisión personal

Advertir al mundo con este mensaje - Apocalipsis 14:9-11.
Ser fiel hasta la muerte - Apocalipsis 2:10.

MI RESOLUCIÓN
Comprendiendo los elementos que Satanás usa, en este gran conflicto, como sus instrumentos para desviar a los fieles de Dios, decido ponerme de parte de Cristo y rechazar todo lo demás; y advertir al mundo del inminente peligro de ser engañados por el mal.

LA BESTIA DE APOCALIPSIS 13 Y EL 666
Dios nos ha dado estas profecías para que tengamos más fe (Juan 14:29). Pablo dice que los instrumentos del diablo “se disfrazan como apóstoles de Cristo" y como “ministros de justicia" (2 Corintios 11:13-15).

DESCRIPCIÓN DE LA BESTIA (13:1)
El mar representa lugares densamente poblados (Apocalipsis 17:15). Una bestia es una nación, reino, poder (Daniel 7:23). Las siete cabezas son siete montes (Apocalipsis 17:9). Los diez cuernos son diez reyes o reinos (Apocalipsis 17:12). Los comentaristas concuerdan que se trata de Roma, conocida históricamente como la ciudad de las "siete colinas"; además fue el único imperio que se dividió en 10 reinos en el año 476, con la invasión de 10 tribus bárbaras.
El dragón, que es el diablo, le otorga amplios poderes a Roma (13:2); pero por las características que veremos luego, no se trata de Roma política sino de la Roma papal. Ya que ella fue la única iglesia que recibió la sede y la autoridad de Roma.

UN PODER PERSEGUIDOR Y BLASFEMO
Esta bestia perseguiría a los fieles de Dios durante 42 meses (Apocalipsis 13:5,7), que equivalen a 1.260 días proféticos o años literales. Estos son los años de la sangrienta persecución efectuados por parte de la Roma papal contra el pueblo de Dios. Durante estos 1260 años, la iglesia romana tiene a su favor millones de asesinatos contra los valdenses del Piamonte, los Hugotones, Lolardos, y contra todos los "herejes" del mundo. La inquisición causó terror no solo en Roma, Francia y España, sino también en nuestro continente: en México, y Perú. Esta bestia diría "grandes cosas y blasfemias": hay algunas “grandes cosas y blasfemias" del papado contra Dios y su palabra: su pretensión de perdonar pecados (Marcos 2:7). El hacerse llamar “santo padre” (Mateo 23:9). El proclamarse "cabeza" de la iglesia (Efesios 5:23). Permite que se le venere y adore (Hechos 1:25,26; 2 Tesalonicenses 2:3,4).

LA HERIDA DE MUERTE
La bestia sufriría una herida mortal (Apocalipsis 13:1-3), que sería producida al final de los 1260 años de persecución que comienzan el año 538 d.C. cuando entra en vigencia el Códice de Justiniano en la que se otorga suprema autoridad e inhabilidad al Obispo romano. En el año 1798 (al terminar los 1260 años) Napoleón Bonaparte envió al Gran Mariscal Frances Louis Alexandre Berthier, y tomó prisionero al papa Pío VI y lo llevó cautivo (Apocalipsis 13:10), anulándose con ello el Códice de Justiniano. Se le expropió de los cinco estados que tenía en el cetro de Italia, se le quitaron los poderes temporales produciéndole la "herida mortal''. La herida fue tan profunda que parecía que el papado no se repondría jamás.
Sin embargo, la profecía decía que su herida seria sanada (Apoc. 13:3) y que toda la tierra se maravillaría. En 1929 Benito Mussolini firmó el célebre Concordato con el Cardenal Gaspari, devolviéndole al papado las 44 hectáreas que le fueron confiscadas que hoy constituyen el pequeño país del Vaticano, recuperándose así parcialmente los poderes temporales. Pero eso fue apenas el comienzo. En 1980 más de 100 países reconocieron al Vaticano como un Estado político legítimo. ¿Y Rusia? en 1989, Mihail Gorbachev y el papa Juan Pablo II, anunciaron al mundo que el vaticano y el Kremlin establecían relaciones diplomáticas. Desde entonces vuelve a mostrarse ante el mundo con popularidad creciente, siendo aclamado por multitudes, tal como lo anunciara la profecía: "se maravillaría toda la tierra en pos de la bestia" (Apoc. 13:3).

EL NÚMERO DE SU NOMBRE
La bestia tendría un número, que saldría de su nombre: 666 (Apoc. 13:17,18). Unos acrósticos de las letras escritas en la mitra del papa son "Vicarius Fili Dei", que en latín quiere decir "vicario del hijo de Dios”. Sumando el valor numérico de cada letra del título papal, curiosamente resulta el número 666.

Al adorar a la bestia también se adora al dragón, los que lo hacen no están inscritos en el libro de la vida lo cual significa estar perdidos (Apoc. 13:8). Este es el mensaje de advertencia que Dios tiene para ustedes y para el mundo (Apocalipsis 14:9-11).